martes, 14 de enero de 2014

Dos opciones

Cuando te dicen que probablemente en cuestión de dos meses te vas a casa, dos sentimientos encontrados pasan por tu cabeza.

Por un lado, el desencanto al pensar que todo se acabó, que si nos dan el alta es porque ya no ven demasiadas perspectivas de mejora... y eso, es un palo... Pensar que muchas de las expectativas que te habías hecho no se van a cumplir, caer a la realidad una vez más...
Por otro, la ilusión de volver a casa, de estar cerca de la gente a la que quieres, de empezar a vivir de nuevo...

Entonces es cuando tienes que decidir con cual de esos dos sentimientos quieres quedarte, con el desencanto, agacharte, rendirte, llorar y lamentarte de la putada que te ha tocado; o por el contrario, con la ilusión de volver, empezar de cero sin mirar atrás...

Yo opté por la ilusión de volver y he empezado a ver lo positivo. Volver a casa no significa el fin de mi rehabilitación, si no el comienzo de otra. Significa buscarme las mañas para hacer todo lo que me gusta, estar cerca de toda mi gente, terminar proyectos, empezar otros...

Tengo tantas ganas de volver como de aprovechar hasta el último segundo el tiempo que me queda aquí. No voy a dejar de luchar, ni aquí, ni en casa, porque nunca se sabe lo que puede pasar, porque la esperanza no hay que perderla nunca, y porque vivir es un lujo que no quiero desaprovechar.




lunes, 13 de enero de 2014

Vivir

Últimamente he oído muchas veces "eres muy valiente Eva, eres un ejemplo para todos..." Tal vez desde fuera lo parezca, pero yo no creo que sea cuestión de valentía. 
Cuando desperté y me dijeron que no iba a andar nunca más, y que quizás no volvería a mover los brazos, las manos, lo que suponía que no podría volver a dibujar, ni coger la cámara de fotos, ni tocar, ni siquiera sentir sí me tocaban, quise  morir. No entendía como había llegado allí, por qué, qué mierda de karma me había tocado. Sin poder hablar siquiera, ni gritar, enchufada a una máquina durante el resto de mi vida, no quería esa vida... Pedía una y otra vez a todos que acabaran con mi vida, suena duro, pero así era... Poco a poco deje de lamentarme, y comprendí que no iba a cambiar nada por más que llorara...
Han pasado 6 meses, he vuelto a dibujar, respiro, como, y vivo intensamente cada día, no por valentía, si no por el simple impulso de vivir. 
Gracias a todos por creer en mi.